El año pasado, gracias a un cliente (Menahem Belilty, especialista en Risoterapia) me he reencontrado con el buen humor. Siempre he sido un creyente fehaciente de que "una sonrisa lo puede todo". Pero al convertirme en cabeza de un negocio, no sé por qué, convertí esa sana creencia en un lastre. Tal vez, porque siempre escuché que la seriedad esto y lo otro, y que ser tan relajada y a veces tan "informal" iba en detrimento del negocio.
Bien, pues no es así. Resulta que, se ha comprobado que la risa y el buen humor, no solo son excelentes para la salud mental y física, sino que además, aporta muy buenos dividendos a las empresas. La sobre valorada "seriedad" (ojo, no quiero decir que no sea necesaria de vez en cuando) está siendo cuestionada por algunos estudios sobre experiencias gerenciales que aseguran que colocar dentro de las políticas corporativas al humor, redunda en un aumento de la productividad.
Muchos de estos estudios demuestran que, como bien diría los supuestos sobre la Teoría Y de Douglas McGregor, el buen humor, no es otra cosa que una herramienta efectiva para deslastrar al proceso laboral de su consabida rigidez y contribuye a hacer de este una experiencia de crecimiento y satisfacción personal, que redunda en la generación de un clima laboral en el que las comunicaciones fluyen, se generan sinergias y el tan cacareado "ganar-ganar", no es una utopía de librito.
De hecho, Marco Sampietro, profesor de la SDA Bocconi School of Management (una de más importantes y prestigiosas escuelas de negocios de Europa) en su tesis titulada “Humor in International Project Teams: Cuando la NASA me aceptó como conferenciante, en el congreso anual de 2007, entendí que el humor era un asunto serio”, hace afirmaciones interesantes como que el liderazgo no se debilita por la utilización del humor, sino que sale reforzado y que éste es un estupendo aliado en la resolución de conflictos y una efectiva herramienta en las negociaciones. Y aunque reconoce que el humor es pilar importante en la creación de un buen clima laboral, advierte que en un contexto internacional, debe ser usado con precaución, para no producir el efecto contrario al esperado.
En este sentido, algunas empresas norteamericanas han incorporado a sus pruebas de selección de personal los test de FQ (fun quotient) para medir en los candidatos su sentido humor y capacidad para reírse. Y es que desde la fama que adquirió la pescadería de Seattle Pike Place, al contar su experiencia empresarial con el humor en el best seller "Fish", muchas instituciones privadas y públicas, empiezan a no tomarse a "broma" esto del "buen humor empresarial" y se inclinan a contratar personas que tengan actitudes positivas, objetivos de vida y que sean potencialmente felices pues estos ayudan a relajar el clima laboral, atraen nuevos clientes y hacen que los siempre se mantengan fieles a la empresa.
En todo caso, y desde mi experiencia puedo decirles que, desde que descubrí -gracias a Menahem- lo desestresante de un simple jajajajajaj, he podido hacer que mi equipo se mantenga en pie incluso en los momentos más difíciles y estresantes.
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